En buena lógica, el agua provoca un cortocircuito que, generalmente, estropea el aparato de forma definitiva. Y, con la complejidad que han ido adquiriendo los móviles, que nos permiten almacenar un sin fín de datos y, sobre todo, con el precio que han ido alcanzando, el trastorno que nos ocasiona el hecho de perderlo es considerable.
Sin embargo, si actuamos con rapidez y aplicamos algunos trucos, podemos lograr que el móvil no se estropee definitivamente. Como puede suponerse, no siempre funcionan pero sí lo hacen en buen número de casos.
Lo primero que debemos hacer es quitar la batería para evitar cortocircuitos y secar el teléfono por fuera minuciosamente, cuidando de llegar a todos sus recovecos, incluido el alojamiento de la propia batería.
A continuación, separamos todas las carcasas que puedan desmontarse –el teclado, etc- y procedemos igualmente a secarlas bien. Esta vez, en lugar de un trapo seco, usaremos un secador pero sin acercarlo excesivamente, manteniéndolo a una distancia de unos veinte centímetros de los componentes.
A continuación, separamos todas las carcasas que puedan desmontarse –el teclado, etc- y procedemos igualmente a secarlas bien. Esta vez, en lugar de un trapo seco, usaremos un secador pero sin acercarlo excesivamente, manteniéndolo a una distancia de unos veinte centímetros de los componentes.
Por último, viene la parte más curiosa del proceso. Llenamos un cuenco de arroz e introducimos el móvil en él durante unas dos horas. Cualquiera que haya preparado alguna vez una paella o algún otro plato que lo incluya, sabe que el arroz es un alimento capaz de absorber agua en grandes cantidades y, por tanto, también lo hace con la humedad del teléfono.
Todos estos pasos deben seguirse por este orden y, como decíamos, en algunos casos el experimento funciona. Lo importante es ponerlo en práctica de forma inmediata al momento en que se haya mojado porque, si esperamos, la humedad calará en el aparato y será imposible repararlo.
No obstante, si estos trucos no arreglan el problema, hay quién proporciona uno último un tanto peculiar. Nosotros no nos atrevemos a recomendarlo pero dicen que funciona (a veces): meter el móvil en el congelador durante unos veinte minutos.
Lo que es seguro es que, si aún existía la posibilidad de que fuera reparado, haciendo esto fenecerá definitivamente. No obstante, si ya está inservible, nada tenemos que perder con intentarlo. Es decisión de cada uno.
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